miércoles, 13 de abril de 2011

De manos, pinturas y otros afanes

Por Kika Sánchez

Necesitaba un break urgente. Abandonar la pantalla del computador por un lapso no menor de 60 minutos, despixelizar (o como se diga) la mirada y de pasada cambiar la postura, ojalá por una más horizontal.

Y que mejor que un nail spa para enchular a mis mordisqueadas uñas, además de ventilar el cerebro por un rato.

Apenas me recosté y sentí las primeras limadas mi cabeza comenzó a divagar entre las más variadas interrogantes: ¿Cómo lo habrán hecho las mujeres en la antigüedad para mantener sus pies y manos? ¿Se habrá usado esto de tener las uñas de colores? De ser así, habrá tenido algún significado en particular?... Por cada dedo terminado aparecían 10 preguntas… al final no sabía si quería que el trámite terminara luego para detener el brainstorming o bien, para resolver todas estas dudas que poco a poco comenzaron a tomar carácter de urgencia…

Hacía tiempo que no tenía tantas ganas de sumergirme en Google para descifrar un enigma!

Nefertiti

Apenas llegué a la oficina empecé a buscar información respecto al esmalte de uña y su historia, y no fue poco lo que encontré.

Se piensa que la pintura de uñas es una de las técnicas cosméticas más ancestrales. En la Antigüedad, en el Imperio egipcio, el color de las uñas era símbolo de status social, siendo los colores rojos los superiores usados por personajes tales como Nefertiti o Cleopatra, siendo sus favoritos el rubí y el rojo carmesí respectivamente.

Más en Oriente, entre las dinastías Chinas, las uñas coloreadas eran un must, y los colores dependían del gusto de los gobernantes de turno. Preparaban mezclas con ingredientes naturales para teñir las uñas en tonos que iban del rosado al rojo. Con la dinastía Chou (600 d.C.), la realeza incorporó el oro y la plata para destacar las uñas. Sin embargo manuscritos de la dinastía Ming en el siglo 15, señalaban que el color elegido por las familias reales precedentes eran el rojo y el negro.

En India, en cambio, la cultura Mendhi utilizaba hena para teñir y dibujar complejas figuras en uñas, dedos y manos, según retratos del siglo 17 y 18.

Al otro lado del planeta, en el Imperio Inca, la tendencia era bastante diferente, pero no por eso menos interesante, ya que decoraban sus dedos con figuras de águilas.

La practica de colorear las uñas ya se había hecho popular entre las mujeres del siglo 19. Donde los elementos usados eran aceites rojos perfumados y luego pulidas con paños de gamuza.

En libros de cocina tanto americanos como británicos, aparecían instructivos para la elaboración de pinturas de uñas.

A finales del siglo 19 y principios del 20, el look deseado eran uñas brillantes. Esto era logrado después de masajear con polvos de color y crema las uñas, para después pulirlas (incluso con pasta) y darles el acabado final.

Lo que más me llama la atención es que la evolución de estas complejas técnicas hasta el simple barniz como lo conocemos hoy, surgió en 1920 teniendo la pintura de auto como fuente de inspiración…

Los hermanos Revson junto con el maquillador francés Michelle Renard, pensaban que la tecnología y técnica para la pintura de autos podía ser aplicada en la elaboración de barnices de uña. Ellos buscaban eliminar el concepto de teñido para introducir un pintado sobre la uña y en base a esta revolucionaria idea se las arreglaron para crear un barniz moderno hecho de la misma nitrocelulosa disuelta en el disolvente que se ha utilizado en los coches… pero oviamente que no con la misma fuerza!

Esta idea fue rápidamente introducida en el mercado y la marca se convirtió en lo que hoy conocemos como Revlon.

Y una vez más Hollywood hizo de las suyas, catapultando el producto gracias a la llegada de las películas a color. De esta forma la audiencia podía ver a sus actrices usando exóticos rojos y malvas de Revlon.

Sus bajos costos ayudaron a la masificación, y la posibilidad de contar con labiales que hicieran juego que incrementaron aún más su glamour.

El resto de las casas de cosméticos no tardaron en seguir los pasos de Revlon y hoy podemos decir que es uno de los productos más versátiles y democráticos del mundo de la cosmética.

Puede que no podamos darnos siempre el gusto de una manicure profesional, pero siempre tendremos la alcanzable opción de comprar un barniz en la farmacia o supermercado más cercano.

Esto además de darme una respuesta bastante diferente a aquello que yo podía pensar acerca del origen del esmalte de uñas, despertó mi curiosidad por el origen de los diferentes elementos de mi kit de maquillaje. Este es el punto de partida de muchos coloridos misterios por resolver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Quizás también te interese...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...